Explore las Perspectivas económicas de EE. UU. para 2025, incluido el PIB, la inflación, el empleo y los riesgos del mercado mientras EE. UU. enfrenta un crecimiento más lento y una estanflación persistente.
Al entrar Estados Unidos en 2025, los operadores se enfrentan a un panorama marcado por la desaceleración del crecimiento, la inflación persistente y la evolución de los riesgos políticos. Comprender las tendencias clave es esencial para afrontar las oportunidades y los desafíos del año.
1. Crecimiento más lento del PIB: cómo afrontar una economía en desaceleración
Se prevé que la economía estadounidense crezca tan solo un 1,4 % en 2025, según las últimas estimaciones de la Reserva Federal y el Banco Mundial, lo que representa una desaceleración notable respecto a la robusta expansión del 2,8 % observada en 2024. Esta revisión a la baja, desde el 1,8 % proyectado en marzo, refleja el impacto de una política monetaria más restrictiva, los nuevos aranceles estadounidenses y las persistentes dificultades económicas mundiales. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) proyecta una desaceleración similar, con un crecimiento que se reducirá al 1,6 % en 2025.
Para los operadores, esto indica un entorno más cauteloso para la renta variable, especialmente en sectores cíclicos sensibles al dinamismo económico. Un crecimiento más lento suele favorecer a los sectores defensivos y aumenta la importancia de una asignación sectorial cuidadosa. Esté atento a las publicaciones del PIB y a los indicadores adelantados, como los PMI manufactureros y las ventas minoristas, que pueden ofrecer señales tempranas de puntos de inflexión económicos.
2. La inflación se mantiene persistente: preocupación por la estanflación
Se espera que la inflación se mantenga por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal a lo largo de 2025. Se proyecta que el indicador de inflación preferido del banco central, el índice de precios del gasto en consumo personal (PCE), aumente un 3,1% en 2025, frente al 2,8% estimado en marzo. También se prevé que la inflación general del PCE alcance el 3%, un aumento significativo respecto a la tasa anual del 2,1% observada en abril de 2025. La OCDE proyecta que la inflación podría acercarse al 4% si se prolongan o amplían los aranceles.
Esta combinación de alta inflación y lento crecimiento ha reavivado la preocupación por la estanflación. Según una encuesta reciente de JPMorgan, más de la mitad de los encuestados institucionales consideran que la estanflación representa un riesgo mayor que la recesión en EE. UU. este año. Para los operadores, este entorno puede generar una mayor volatilidad en las distintas clases de activos. Las materias primas, los valores protegidos contra la inflación y ciertas acciones defensivas pueden ofrecer una relativa seguridad, mientras que las acciones de crecimiento podrían enfrentar una renovada presión si las expectativas de inflación se mantienen elevadas.
3. El mercado laboral se debilita: el desempleo aumenta
El mercado laboral estadounidense, que mostró una notable resiliencia en los últimos años, ahora muestra signos de tensión. Se prevé que la tasa de desempleo ascienda al 4,5 % para finales de 2025, frente al 4,2 % de mayo y por encima del 4,4 % previsto anteriormente. La última encuesta de la Reserva Federal de Filadelfia también predice tasas de desempleo más altas durante los próximos años, con una moderación en la creación de empleos, hasta un promedio de 140 900 al mes en 2025, inferior a las estimaciones previas.
Un mercado laboral debilitado podría frenar el gasto de los consumidores y las ganancias corporativas, especialmente en sectores que dependen de ingresos discrecionales. Para los operadores, esto podría significar un cambio hacia sectores defensivos como la salud y los servicios públicos, así como hacia empresas con perfiles de demanda estables. El seguimiento de las solicitudes semanales de subsidio por desempleo, las nóminas no agrícolas y los datos de crecimiento salarial será crucial para anticipar los movimientos del mercado.
4. Política y riesgos geopolíticos
La incertidumbre política sigue siendo un rasgo determinante de las perspectivas económicas de EE. UU. para 2025. El impacto de los nuevos aranceles estadounidenses —que actualmente promedian más del 15 %, el nivel más alto desde la década de 1930—, las disputas comerciales en curso y la posibilidad de nuevos cambios de política bajo la administración Trump contribuyen a la volatilidad del mercado. Se espera que la reciente ronda de aranceles, que incluye un nivel base del 10 % para la mayoría de las importaciones y del 25 % para los automóviles, eleve la inflación subyacente hasta el 3,7 % para finales de año si se mantiene.
Las tensiones geopolíticas, en particular entre Israel e Irán, también han provocado fuertes movimientos en los precios del petróleo, que aumentaron más de un 4% en las últimas 24 horas.
Estos acontecimientos pueden tener efectos rápidos y significativos en la inflación, la confianza del consumidor y la percepción del riesgo. Para los operadores, mantenerse atentos a los anuncios de políticas, las comunicaciones de los bancos centrales y los titulares geopolíticos es esencial para gestionar el riesgo e identificar nuevas oportunidades.
5. Oportunidades comerciales: rotación sectorial y gestión de riesgos
A pesar de los desafíos, 2025 presenta oportunidades para los operadores que se adapten al entorno cambiante. La rotación sectorial probablemente será un tema clave, y los expertos destacan los sectores financieros, de tecnologías de la información, de servicios de comunicación, de servicios públicos y energético como sectores a tener en cuenta.
Los sectores defensivos, como la atención sanitaria y los servicios públicos, pueden tener un mejor desempeño si el crecimiento económico se mantiene moderado, mientras que la energía podría beneficiarse de los precios más altos del petróleo y la mayor demanda de infraestructura vinculada a la IA y los centros de datos.
El dólar estadounidense fuerte y los rendimientos más altos también pueden favorecer a los valores financieros, mientras que la elevada volatilidad crea oportunidades en los mercados de opciones y derivados para aquellos con estrategias sólidas de gestión de riesgos.
Los operadores deben ser ágiles, diversificar sus carteras y utilizar el análisis técnico junto con los datos macroeconómicos para identificar puntos de entrada y salida. Además, se prevé que el efectivo siga siendo una clase de activo de alto rendimiento en 2025, según encuestas institucionales, debido a la persistente incertidumbre y los elevados rendimientos.
Datos sobre el PIB y la inflación: estos impulsarán el sentimiento del mercado e influirán en la política de la Fed.
Tendencias del mercado laboral: Esté atento a los cambios en las solicitudes de desempleo, las nóminas no agrícolas y el crecimiento salarial.
Actualizaciones de política de la Fed: La postura del banco central sobre las tasas y la inflación sigue siendo crucial. El diagrama de puntos de la Fed aún apunta a dos recortes de tasas en 2025, pero existe una creciente división entre los responsables de la política monetaria, y el momento oportuno sigue siendo incierto.
Desarrollos geopolíticos: los aranceles, la política comercial y las tensiones globales pueden mover los mercados rápidamente.
Rendimiento del sector: supervisar la rotación entre sectores defensivos y cíclicos para obtener señales comerciales.
A medida que se acerca el año 2025, las perspectivas económicas de EE. UU. se caracterizan por un crecimiento más lento, una inflación persistente y un mayor riesgo político. Para los operadores, el éxito dependerá de mantenerse informados, gestionar el riesgo de forma proactiva y aprovechar las oportunidades a medida que evolucionen las condiciones del mercado.
La interacción entre la política monetaria, la inflación y los acontecimientos mundiales seguirá dando forma a la dinámica del mercado, lo que hace que la flexibilidad y la vigilancia sean más importantes que nunca.
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