Publicado el: 2025-11-27
Al 26 de noviembre de 2025: el West Texas Intermediate (WTI) cotiza cerca de US$58,63/barril y el petróleo crudo Brent ronda los US$63,04/barril.


Esta caída subraya la preocupación por el exceso de oferta global y la débil demanda. El WTI y el Brent siguen siendo los referentes estándar para los precios mundiales del petróleo, cruciales para los mercados, las expectativas de inflación, el comercio energético y el comportamiento de los inversores. Comprender sus patrones históricos y sus perspectivas a corto plazo ayuda a interpretar esta volatilidad con claridad.

El petróleo crudo WTI y Brent han experimentado varios ciclos dramáticos en las últimas dos décadas, determinados por el crecimiento económico, las innovaciones en la oferta, las crisis globales y los acontecimientos geopolíticos.
La rápida industrialización de las economías emergentes, en particular de China, impulsó considerablemente la demanda mundial. El Brent alcanzó un máximo nominal de alrededor de 147 dólares estadounidenses por barril en julio de 2008. La posterior crisis financiera mundial provocó un colapso de la demanda, llevando el WTI por debajo de los 40 dólares estadounidenses por barril.
El aumento de la producción estadounidense de esquisto expandió la oferta mundial. Esto, sumado a una demanda moderada, desencadenó un grave exceso de oferta, lo que provocó una caída de los precios de más de 100 dólares por barril en 2014 a alrededor de 30-35 dólares a principios de 2016.
Los confinamientos globales provocaron una destrucción de la demanda sin precedentes. El WTI cotizó brevemente a precios negativos en abril de 2020, al agotarse la capacidad de almacenamiento, lo que marcó un colapso extraordinario en los mercados petroleros.
Tras la invasión rusa de Ucrania y las consiguientes sanciones, las preocupaciones por la seguridad energética empujaron al Brent nuevamente hacia los 120 dólares por barril, lo que pone de relieve cómo el riesgo geopolítico puede influir marcadamente en los precios incluso en medio de un exceso de oferta estructural.
Durante las últimas dos décadas, el mercado petrolero se ha reconfigurado repetidamente bajo la influencia de la evolución de los patrones de demanda, importantes innovaciones en la oferta, crisis globales y la geopolítica. Tanto el WTI como el Brent han experimentado momentos de drásticos ascensos y caídas, que a menudo reflejan cambios macroeconómicos mucho más que ajustes coyunturales en la oferta.

La reciente caída de los precios del petróleo crudo WTI y Brent refleja una confluencia de factores (presión de exceso de oferta, debilitamiento de las perspectivas de demanda y cambio en la dinámica de producción) que actualmente superan las tensiones geopolíticas persistentes.
El crecimiento de la demanda mundial de petróleo se ha desacelerado notablemente. Según un análisis reciente, el crecimiento de la demanda en el tercer trimestre de 2025 aumentó tan solo unos 0,8 millones de barriles diarios, o aproximadamente un 0,7 % interanual, lo que indica un consumo moderado en comparación con los niveles prepandemia.
Hay varios factores en contra que influyen en la demanda:
La desaceleración económica en los principales importadores —incluida la debilidad de la actividad manufacturera e industrial— ha reducido las expectativas de consumo de combustibles fósiles.
La debilidad de la demanda en mercados clave como Asia, sumada a las perspectivas económicas inciertas en muchas economías de la OCDE, ha aumentado los temores de que el crecimiento de la demanda mundial pueda permanecer moderado hasta 2025 y más allá.
Este frágil entorno de demanda reduce la capacidad de absorción de la oferta existente y creciente, creando una presión a la baja sobre el WTI y el Brent.
En cuanto a la oferta, la producción de los países no pertenecientes a la OPEP+ se mantiene robusta. Datos recientes muestran un aumento en la producción mundial de petróleo: se prevé que la producción de los países no pertenecientes a la OPEP+ aumente aproximadamente 1,4 millones de barriles diarios entre 2024 y 2025.
Al mismo tiempo, también se espera que la producción del grupo más amplio de productores de petróleo (incluida la OPEP+), lo que elevará el suministro total a alrededor de 105,5 millones de barriles/día en 2025 y potencialmente a 107,4 millones de barriles/día en 2026.
Debido a la lentitud del crecimiento de la demanda, este aumento de la oferta podría generar un sobreabastecimiento sustancial. Muchos analistas del mercado prevén ahora un excedente de crudo para 2025-2026, lo que incide considerablemente en los precios.
Además, los datos de inventarios de los países de la OCDE indican un aumento de las existencias de petróleo y productos derivados, lo que refleja una acumulación más que una reducción, una clara señal de que la oferta está superando al consumo.
En los últimos meses, han surgido indicios que sugieren que la OPEP+ podría estar flexibilizando sus restricciones a la producción, que anteriormente habían impulsado el aumento de los precios. Algunos miembros parecen cada vez más dispuestos a priorizar la cuota de mercado sobre el apoyo a los precios, una actitud que, de generalizarse, socavaría la función tradicional del cártel como amortiguador contra el exceso de oferta.
Este cambio de estrategia contribuye directamente a las preocupaciones sobre nuevos aumentos de la oferta, lo que amplifica el sentimiento bajista en los mercados.
Históricamente, las tensiones geopolíticas (zonas de conflicto, interrupciones de las exportaciones, sanciones) a menudo han propiciado picos en los precios del petróleo. Sin embargo, en el contexto actual, incluso el riesgo geopolítico persistente parece insuficiente para contrarrestar el desequilibrio estructural entre la oferta y la demanda.
Los intentos de la geopolítica por sostener una prima de riesgo se ven eclipsados por fundamentos tangibles: altos niveles de producción, sólido crecimiento de la oferta fuera de la OPEP+ y débiles señales de demanda.
Como resultado, el WTI y el Brent se negocian cada vez más en respuesta a los fundamentos del mercado, en lugar del ruido geopolítico. Este cambio ha reducido la eficacia del riesgo de oferta como factor de soporte de precios.

La opinión consensuada entre las principales agencias y bancos de inversión apunta a una presión a la baja continua durante el horizonte de pronóstico de 2026, principalmente debido al desequilibrio entre la oferta y la demanda.
| Agencia / Banco | Pronóstico del precio del petróleo Brent para 2025 (promedio) | Pronóstico del precio del petróleo Brent para 2026 (promedio) | Justificación clave |
|---|---|---|---|
| Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA) | ~ US$66–69/bbl | ~ US$52–55/bbl | Inventarios globales en aumento a medida que la oferta supera la demanda; exceso de oferta sostenido. |
| Investigación de JP Morgan | ~ US$66/bbl | ~ US$58/bbl | Débil crecimiento de la demanda más aumento de la producción de los suministros de la OPEP+ y de países no pertenecientes a la OPEP. |
| Otras perspectivas del sector financiero/mercado (por ejemplo, instituciones independientes/regionales) | Algunos esperan que el Brent se sitúe cerca de los 60 dólares en 2025, pero las bandas de pronóstico para 2026 suelen caer hacia los 50 dólares, lo que refleja un exceso de oferta estructural y una perspectiva de demanda cautelosa. | — | Las tendencias persistentes de producción y la acumulación de inventarios globales pesan sobre los precios. |
Transición energética y cambios en la demanda:
A medida que se expanden los vehículos eléctricos (VE) y las tecnologías de energía renovable, especialmente en los países desarrollados, se prevé que el crecimiento de la demanda de petróleo a largo plazo se desacelere o incluso alcance su máximo. Este cambio estructural erosiona la demanda a largo plazo de combustible para el transporte.
Acumulación sostenida de inventario:
Los pronósticos sugieren que los inventarios globales seguirán creciendo hasta 2026, lo que presionará aún más los precios al contado a menos que se produzca una ola importante de demanda o una interrupción del suministro.
Considerando los pronósticos de consenso y los vientos contrarios estructurales, es probable que los precios del petróleo —especialmente el Brent— enfrenten un entorno cautelosamente bajista a neutral hasta 2026.
A menos que haya recortes significativos de la oferta o un resurgimiento inesperado de la demanda, lo más probable es que el precio se mantenga estable en un rango medio (entre 50 y 60 dólares estadounidenses por barril).
Considerando el exceso de oferta proyectado y la presión a la baja, aquí se presentan posibles estrategias y precauciones para los inversores a largo plazo en el sector energético:
Dada la volatilidad y la incertidumbre sobre el crecimiento, es mejor considerar las inversiones en los sectores del petróleo y la energía como coberturas contra la inflación o el riesgo geopolítico, en lugar de motores de crecimiento consistente.
Las compañías petroleras grandes y diversificadas (con operaciones upstream, de refinación y químicas) tienden a mostrar resiliencia con flujos de efectivo estables, dividendos y recompras de acciones, incluso cuando los precios del crudo se estancan.
Los fondos que se centran únicamente en los precios del crudo o futuros pueden sufrir pérdidas por “rendimiento continuo” en períodos de contango (cuando los futuros para meses posteriores tienen un precio más alto que el spot actual).
Los ETF más amplios que incluyen refinerías, servicios energéticos y productores diversificados pueden ofrecer menor volatilidad y mejor estabilidad a largo plazo.
Debido a que los supuestos difieren: algunos priorizan considerablemente un mayor crecimiento de la oferta y la acumulación de inventarios, mientras que otros consideran la demanda potencial de los mercados emergentes o el acaparamiento estratégico de existencias. Estas diferentes perspectivas generan un rango de pronóstico de precios en lugar de un valor único.
No siempre. Las grandes petroleras integradas con operaciones diversificadas (exploración, refinación, productos químicos) y balances sólidos aún pueden generar dividendos y flujo de caja incluso cuando los precios del crudo caen, aunque los productores más pequeños pueden tener dificultades.
No necesariamente. El petróleo aún ofrece valor como cobertura o asignación estratégica, pero los inversores deberían considerarlo parte de una cartera diversificada, no como una apuesta de alto crecimiento. Las apuestas concentradas en productores volátiles ahora son más arriesgadas.
Recortes significativos de la oferta (por ejemplo, restricciones de producción por parte de los principales productores), un fuerte crecimiento de la demanda (impulsado por los mercados emergentes) o perturbaciones geopolíticas de la oferta podrían hacer subir los precios, al menos temporalmente.
La reciente tendencia bajista de los precios del petróleo de WTI y el Brent refleja más que una incertidumbre a corto plazo: representa un cambio estructural en los mercados petroleros mundiales. Dado que se espera que la oferta se mantenga abundante y que el crecimiento de la demanda se debilite debido a la transición energética y el lento crecimiento mundial, las previsiones para 2025-2026 son cautelosamente bajistas.
Para los inversores, la era de las ganancias fáciles derivadas de los aumentos repentinos de los precios del crudo puede haber quedado atrás; en cambio, las estrategias disciplinadas, diversificadas y conscientes del riesgo probablemente resulten más eficaces para navegar por este panorama cambiante.
Aviso legal: Este material es solo para fines informativos generales y no pretende ser (ni debe considerarse) asesoramiento financiero, de inversión ni de ningún otro tipo en el que se deba confiar. Ninguna opinión expresada en este material constituye una recomendación por parte de EBC o del autor sobre la idoneidad de una inversión, valor, transacción o estrategia de inversión en particular para una persona específica.