Descubra por qué el dólar es la moneda más fuerte del mundo, basada en la historia, la infraestructura y una confianza global inigualable.
Actualmente, la moneda más fuerte del mundo es dólar, su fortaleza ha desconcertado y fascinado por igual a economistas, inversores y responsables políticos. A pesar de los recurrentes desafíos fiscales, los déficits comerciales y la polarización política, el dólar sigue dominando el sistema financiero global. Su valor no es solo un reflejo del desempeño económico actual, sino también el resultado de circunstancias históricas y ventajas estructurales que lo han consolidado como la moneda más poderosa del mundo.
Este artículo explora las raíces históricas y los pilares estructurales que explican por qué el dólar estadounidense sigue siendo tan fuerte, aprovechando el legado de Bretton Woods, el sistema del petrodólar y la ausencia de alternativas viables.
Orígenes de Bretton Woods y supremacía histórica
¿Por qué la moneda más fuerte del mundo sigue siendo dólar? La posición privilegiada se remonta al final de la Segunda Guerra Mundial. En 1944, delegados de cuarenta y cuatro países aliados se reunieron en Bretton Woods, New Hampshire, para diseñar un nuevo sistema monetario internacional. El resultado fue el establecimiento del dólar estadounidense como el pilar de las finanzas globales, vinculado al oro a 35 dólares la onza, mientras que otras monedas se fijaron al dólar.
Aunque el patrón oro se derrumbó en 1971 bajo la presidencia de Richard Nixon, las bases establecidas en Bretton Woods consolidaron la supremacía del dólar. Para entonces, el comercio, la inversión y las reservas mundiales ya estaban fuertemente dolarizados, lo que generó un impulso que sobrevivió a la transición al dinero fiduciario. Este punto de partida histórico continúa configurando el sistema internacional actual.
El atrincheramiento en los sistemas globales
Con el paso de las décadas, el dólar se ha arraigado profundamente en las finanzas globales. Actualmente, es la moneda dominante para facturas comerciales, préstamos transfronterizos y transacciones financieras. Por ejemplo, materias primas como el cobre, el trigo y el petróleo se cotizan habitualmente en dólares, independientemente de si Estados Unidos participa directamente en el comercio.
Este arraigado papel ha creado poderosos efectos de red: cuanto más se usa el dólar, más valioso se vuelve para los participantes de la economía global. Las empresas prefieren facturar en dólares para reducir los riesgos cambiarios, mientras que los bancos e inversores consideran que los activos denominados en dólares son más líquidos y tienen mayor aceptación. Como resultado, la influencia del dólar se extiende mucho más allá de las fronteras de Estados Unidos.
Convertibilidad rápida y el sistema del petrodólar
Una de las grandes ventajas del dólar reside en su convertibilidad. Los dólares se intercambian fácilmente en los mercados globales, lo que los convierte en un medio conveniente para el comercio internacional. Esta liquidez se sustenta en la escala y la profundidad de los mercados financieros estadounidenses, cuya accesibilidad y fiabilidad siguen siendo inigualables.
Otra característica estructural clave es el llamado sistema del petrodólar. Desde la década de 1970, los principales países exportadores de petróleo han fijado el precio de sus exportaciones casi exclusivamente en dólares. Esto ha garantizado una demanda base constante de la moneda, ya que todo país que desee comprar petróleo —el producto básico más vital del mundo— debe adquirir primero dólares estadounidenses. La conversión de estos petrodólares en activos estadounidenses refuerza aún más el dominio del dólar.
No existe una moneda alternativa viable
Aunque los críticos sugieren ocasionalmente que el euro, el renminbi chino o incluso las monedas digitales podrían convertirse a la moneda más fuerte del mundo y reemplazar al dólar, ningún contendiente se ha acercado aún a su papel global. El euro se ve limitado por la fragmentación política dentro de la Unión Europea, mientras que el renminbi se ve limitado por los controles de capital y la falta de transparencia de China. Las criptomonedas, por su parte, carecen de la escala, la estabilidad y la confianza institucional necesarias para funcionar como activos de reserva.
Así pues, a pesar de sus imperfecciones, el dólar sigue siendo la opción menos defectuosa del sistema monetario internacional. Esta ausencia de una alternativa creíble significa que la demanda mundial del dólar persiste casi por defecto.
Infraestructura global basada en dólares
La arquitectura de las finanzas globales se basa en el dólar. Sistemas de pago como SWIFT, redes de liquidación internacionales y canales de corresponsalía bancaria se basan principalmente en el dólar. Esta infraestructura garantiza que las transacciones financieras entre continentes, ya sean comerciales o de inversión, a menudo se realicen a través de sistemas denominados en dólares.
Esta arraigación genera una especie de dependencia de la trayectoria: abandonar el dólar requeriría no solo nuevas políticas, sino también la costosa reconstrucción de sistemas completos de liquidación, compensación y gestión de riesgos. Como resultado, la inercia favorece el uso continuo del dólar.
Demanda sostenida de los bancos centrales y las instituciones
Finalmente, los bancos centrales y las instituciones financieras globales respaldan constantemente el valor del dólar mediante sus reservas. Según el Fondo Monetario Internacional, aproximadamente el 58% de las reservas mundiales de divisas aún se mantienen en dólares, superando ampliamente a cualquier moneda rival.
Esta demanda sostenida no es solo un reflejo de la tradición; es una decisión racional. Mantener dólares ofrece liquidez, seguridad y acceso al vasto mercado de bonos del Tesoro estadounidense. Para las economías más pequeñas, también proporciona un colchón contra la volatilidad, garantizando la estabilidad en tiempos de crisis.
Conclusión: Una moneda con raíces profundas
Algunos de los motivos por el cuál el dólar pudo convertirse a la moneda más fuerte del mundo no pueden explicarse únicamente por el desempeño económico a corto plazo. Es, más bien, el resultado de decisiones históricas, ventajas estructurales e inercia sistémica que lo han elevado por encima de todos sus competidores. Desde el sistema de Bretton Woods hasta el régimen del petrodólar, desde las redes globales de pagos hasta las reservas de los bancos centrales, el dólar se ha integrado en la esencia misma de las finanzas internacionales.
Por ahora, y probablemente durante las próximas décadas, la supremacía del dólar permanece intacta. Su resiliencia no se debe solo al poderío de la economía estadounidense, sino a la posición única que ocupa en el sistema global, una posición que la historia, la estructura y la costumbre han hecho extraordinariamente difícil de desbancar.
Aviso legal: Este material tiene fines meramente informativos y no pretende ser (ni debe considerarse) asesoramiento financiero, de inversión ni de ningún otro tipo en el que se deba confiar. Ninguna opinión expresada en este material constituye una recomendación por parte de EBC o del autor sobre la idoneidad de una inversión, valor, transacción o estrategia de inversión en particular para una persona específica.
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