Publicado el: 2025-11-28
WASHINGTON DC, 26 de noviembre de 2025 – El oro entra en una semana crucial, ya que los bancos centrales siguen reestructurando el mercado: las compras globales del sector oficial alcanzaron las 64 toneladas solo en septiembre, mientras que el oro se ha mantenido cerca de los 4.050 dólares por onza, lo que refleja su transición a un nuevo régimen de precios en lugar de un repunte a corto plazo. En este contexto, EBC Financial Group ("EBC") ofrece nuevas perspectivas sobre cómo el comportamiento de los bancos centrales y la tensión geopolítica están influyendo en el oro, y por qué las perspectivas podrían estar cambiando en consecuencia.

El oro se beneficia de las políticas de los bancos centrales y del riesgo global. Cuando los flujos de reservas oficiales se combinan con las expectativas cambiantes de las tasas de interés y las perturbaciones geopolíticas, los movimientos pueden sorprender. Los operadores deberían considerar esta próxima ventana de precios como algo más que una rutina, afirmó David Barrett, director ejecutivo de EBC Financial Group (UK) Ltd.
Cuando los bancos centrales acumulan oro, inyectan apoyo estructural a los mercados de lingotes. Esto significa que la tendencia base del oro no es puramente especulativa. Cuenta con el respaldo del sector oficial. Si a esto le sumamos la dimensión del riesgo geopolítico (como las tensiones comerciales, la diversificación de las reservas de divisas más allá del dólar y las incertidumbres en la cadena de suministro), obtenemos un poderoso impulso. En un entorno así, incluso un catalizador modesto, un comentario inesperado de la Reserva Federal, un dólar más débil o una escalada en un punto geopolítico conflictivo, puede desencadenar una fluctuación desproporcionada de los precios, ya que los mercados responden rápidamente a las señales de riesgo cambiantes.
La combinación de la acumulación de los bancos centrales (alcista a largo plazo), la incertidumbre sobre las tasas de interés (factor impulsor a medio plazo) y el vencimiento de opciones (factor desencadenante a corto plazo) crea un punto óptimo para una volatilidad elevada. Las señales divergentes de los bancos centrales también son importantes: si la Fed mantiene las tasas o no indica recortes, el dólar podría fortalecerse, presionando al oro; por el contrario, si bancos centrales como China u otros aceleran la compra de oro, esto reduce la oferta y aumenta su atractivo.
El comportamiento de los bancos centrales globales está moldeando activamente la narrativa del oro, y en ningún lugar esto es más evidente que en Europa, donde el Banco Central Europeo (BCE) está dando señales de una pausa. Una encuesta reciente de Reuters muestra que la mayoría de los economistas esperan que el BCE mantenga los tipos de interés oficiales hasta 2026, argumentando la estabilidad de la inflación y la resiliencia del crecimiento de la eurozona.
Mientras tanto, el Banco Popular de China (BPoC) continúa acumulando oro discretamente, y los analistas sugieren que los volúmenes reales podrían superar las reservas oficiales. Los bancos centrales de todo el mundo han estado comprando de forma agresiva. Según el Consejo Mundial del Oro, los bancos centrales adquirieron 1.044,6 toneladas en 2024, prolongando una racha de compras de varios años. En los últimos tres años, las compras oficiales absorbieron aproximadamente el 20% de la nueva oferta de oro, lo que ha llevado al oro a representar alrededor del 20% de las reservas oficiales totales, solo superado por el dólar estadounidense.
Al mismo tiempo, la Reserva Federal sigue siendo un foco de atención. Si bien los mercados ya habían descontado recortes de tipos agresivos, unos datos de inflación y empleo en EE. UU. más sólidos de lo esperado han frenado las expectativas, con una probabilidad de un recorte en diciembre que ronda actualmente el 40-50 %. La combinación de una fuerte acumulación de reservas, el riesgo geopolítico y una política monetaria divergente crea un contexto complejo y complejo para el oro.
Las señales técnicas y de mercado subrayan tanto la fragilidad como la oportunidad de este ciclo. El oro al contado ha oscilado recientemente entre los 4.040 y los 4.075 USD/oz, lo que marca una transición hacia un régimen de precios más alto, respaldado por factores estructurales en lugar de un repunte a corto plazo. Se está monitoreando el soporte cercano a los 4.020 USD/oz como punto de referencia clave, mientras que algunos analistas señalan ~3.800 USD/oz como un fondo estructural más profundo en caso de flujos negativos.
En el ámbito macroeconómico, la atención de los inversores se centra en la inflación estadounidense, los datos de empleo no agrícola y los comentarios de los bancos centrales. Cualquier cambio en cualquiera de estos factores podría acelerar las fluctuaciones del mercado. Los flujos de ETF y la actividad de futuros también pueden amplificar las fluctuaciones de precios a corto plazo, convirtiendo las señales macroeconómicas y geopolíticas en una volatilidad medible del mercado.
Los analistas del EBC destacan que la acumulación de oro por parte de los bancos centrales sigue siendo una señal alcista estructural, y cualquier aceleración inesperada de estas compras podría influir en el dinamismo del mercado. La evolución del dólar y de los tipos de interés también son factores clave: un dólar más fuerte podría lastrar el oro, mientras que las medidas moderadas podrían ofrecer soporte alcista.
Los flujos de derivados y el posicionamiento del mercado actúan como amplificadores a corto plazo en lugar de ser impulsores principales, amplificando las reacciones a factores macroeconómicos y geopolíticos. Los analistas también observan que los niveles de soporte y resistencia, en particular alrededor de los 4.020 USD, probablemente servirán como puntos de referencia, ya que los cambios en el comportamiento de los bancos centrales, las tensiones geopolíticas o las directrices de la Reserva Federal podrían impulsar respuestas rápidas de los precios. En general, el EBC considera que las perspectivas a corto plazo del oro están condicionadas por la política oficial de reservas, las expectativas sobre las tasas de interés, la incertidumbre geopolítica y la mecánica de los derivados, lo que establece tanto un soporte estructural como una elevada volatilidad a corto plazo.
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