Publicado el: 2025-10-24
La volatilidad dio un respiro. El índice VIX, conocido mundialmente como el "termómetro del miedo" de los mercados, se desplomó casi un 8 % en la última jornada, reflejando un cambio drástico en el ánimo de los inversionistas. Tras varias semanas de sobresaltos y titulares pesimistas, la calma parece regresar a Wall Street… aunque algunos advierten que podría ser solo una tregua.

El índice VIX —que mide la volatilidad esperada del S&P 500— cayó hasta rondar los 17 puntos, su nivel más bajo desde febrero. En otras palabras: el temor a una corrección fuerte en la bolsa se desvaneció, al menos temporalmente.
Los inversores interpretaron la caída del índice VIX como una señal de confianza renovada. Con los grandes índices bursátiles mostrando leves avances, el ambiente se tornó más optimista. "La presión se ha aliviado", comentó un analista de JPMorgan, "pero no hay que olvidar que la complacencia es el peor enemigo del mercado".
El dato es relevante: un retroceso del 8 % en un solo día no es común. Este tipo de movimientos suele ocurrir cuando el mercado deja atrás una ola de miedo y comienza a mirar hacia adelante con mayor serenidad.

La baja del índice VIX no apareció de la nada. Los analistas coinciden en tres factores clave que explican esta repentina sensación de alivio:
El último reporte laboral superó las expectativas. Más empleos y un crecimiento salarial moderado redujeron la presión sobre la Reserva Federal, lo que calmó las apuestas sobre nuevas subidas de tasas.
El S&P 500 y el Nasdaq mostraron sesiones sin sobresaltos. Esa tranquilidad en los precios reduce la demanda de protección con opciones, lo que empuja hacia abajo al índice VIX.
Cuando el miedo se disipa, los inversores dejan de pagar por "seguros" frente a caídas. Esa menor demanda se traduce directamente en una baja del índice VIX, que mide precisamente la volatilidad implícita de esas coberturas.
Un índice VIX en descenso suele ser una buena noticia: los mercados se estabilizan y el apetito por el riesgo aumenta. Pero hay una delgada línea entre la calma y la confianza excesiva.
Los estrategas de Morgan Stanley advierten que niveles tan bajos del índice VIX pueden anticipar un repunte repentino de la volatilidad. "El mercado tiende a relajarse demasiado justo antes de los grandes movimientos", recordaron en una nota reciente.
Aun así, el optimismo domina por ahora. Los fondos de inversión han vuelto a posicionarse en acciones tecnológicas y de consumo, sectores que suelen brillar cuando el miedo retrocede.
El descenso sitúa al índice VIX por debajo de su promedio histórico de 19 – 20 puntos, lo que confirma un entorno de menor tensión. Sin embargo, el rango actual sigue dejando espacio para sorpresas: bastaría un mal dato económico o un giro en la política monetaria para despertar nuevamente la volatilidad.
Aunque la caída del índice VIX fue recibida como una buena noticia, los expertos recomiendan no bajar la guardia.
"Cada vez que el índice VIX se acomoda demasiado abajo, el mercado empieza a olvidar que los riesgos siguen ahí", comentó un estratega de Goldman Sachs. "En esos momentos, cualquier titular negativo puede encender la chispa."
En otras palabras: el miedo puede desaparecer de los precios, pero nunca del todo del mercado.
El próximo movimiento del índice VIX dependerá de varios factores. Entre ellos, los resultados corporativos de las grandes tecnológicas, los próximos datos de inflación y las declaraciones de la Reserva Federal.
Si los datos se mantienen en línea con las expectativas, el índice VIX podría continuar su descenso, consolidando un ambiente de calma en Wall Street. Pero si surgen sorpresas —una desaceleración mayor o un repunte inflacionario—, la volatilidad podría volver con fuerza.
En términos simples: el índice VIX cayó, pero la historia no ha terminado.
Más allá de los puntos y los porcentajes, el índice VIX nos recuerda algo fundamental: el mercado se mueve por emociones. El miedo y la confianza se alternan, y ambos extremos son peligrosos.
Hoy predomina la calma, pero basta una noticia inesperada para que el péndulo vuelva a oscilar. Por ahora, los inversionistas disfrutan del respiro. El "índice del miedo" ha cedido terreno, y Wall Street aprovecha cada segundo de tranquilidad.
La gran pregunta es: ¿cuánto durará?
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