Publicado el: 2025-11-12 Actualizado el: 2025-11-13
Mientras el mundo acelera su transición energética, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha enviado discretamente un recordatorio: la historia del petróleo aún no ha terminado.
En su último informe Perspectivas Energéticas Mundiales 2025, la agencia revisó sus proyecciones a largo plazo, sugiriendo que, con las políticas actuales, la demanda mundial de petróleo podría seguir creciendo hasta bien entrada la década de 2030. Para 2035, los precios del crudo podrían rondar los 90 dólares por barril, un nivel que antes se creía cosa del pasado.
Para los responsables políticos, es una señal de la complejidad de la transición. Para los inversores, es una prueba de hasta qué punto el mundo sigue dependiendo del petróleo para impulsar sus ambiciones.

La AIE plantea múltiples futuros posibles.
En su Escenario de Políticas Actuales (CPS), que supone que las regulaciones existentes permanecen sin cambios y se adoptan algunas medidas climáticas nuevas, la demanda de petróleo podría aumentar a 105 millones de barriles por día (mb/d) para 2035, e incluso a 113 mb/d para 2050.
Eso supone un 13% más que en 2024, lo que indica un crecimiento demográfico constante y una demanda energética cada vez mayor en las economías en desarrollo.
En el escenario más optimista de Políticas Declaradas (STEPS, por sus siglas en inglés), que tiene en cuenta los compromisos climáticos gubernamentales existentes, se espera que la demanda mundial de petróleo alcance su punto máximo alrededor de 2029-2030 y luego disminuya gradualmente hasta aproximadamente 100 millones de barriles por día (mb/d) para 2035.
Aun así, ambos caminos cuentan la misma historia: la dependencia mundial del petróleo sigue profundamente arraigada.
¿Cómo llegará el mundo a un precio del petróleo de 90 dólares en 2035?
La AIE describe varias fuerzas interrelacionadas que podrían mantener los precios elevados:
Si la demanda continúa aumentando mientras que la inversión en la producción se queda rezagada, la oferta podría reducirse, creando presiones en el mercado.
Muchos productores de petróleo están recortando los presupuestos de exploración a largo plazo ante las presiones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) y la incertidumbre regulatoria.
La AIE estima que para 2035 se requerirán hasta 25 millones de barriles diarios de nueva capacidad para mantener el equilibrio del mercado. [1]
El petróleo sigue siendo una materia prima estratégica. Las perturbaciones en Oriente Medio, el Norte de África o Rusia, ya sea por sanciones, recortes de producción o conflictos, podrían alterar fácilmente el equilibrio entre la oferta y la demanda. Un panorama geopolítico frágil implica que la volatilidad de los precios podría persistir durante la próxima década.
Aunque las energías renovables y los vehículos eléctricos se expanden, el sistema petrolero mundial no es fácil de reemplazar.
Si la adopción de tecnologías limpias se retrasa o los costes de extracción aumentan debido al envejecimiento de los yacimientos y a normativas más estrictas, el coste marginal de producción podría elevar el precio mínimo del petróleo a entre 80 y 90 dólares por barril .
En otras palabras, el camino hacia las cero emisiones netas podría, paradójicamente, encarecer el petróleo antes de que su precio decaiga.
La AIE subraya que se trata de escenarios, no de predicciones. Sin embargo, para los inversores, las implicaciones son tangibles.
Si los precios del petróleo se mantienen elevados durante un período prolongado, las acciones y materias primas del sector energético podrían recuperar importancia en las carteras diversificadas, aunque con una mayor volatilidad.
Por el contrario, una transición a la energía limpia más rápida de lo previsto podría limitar los precios de los combustibles fósiles y aumentar el perfil de riesgo de los activos relacionados.
Los inversores deben encontrar un delicado equilibrio entre aprovechar las oportunidades a corto plazo y gestionar los riesgos de transición a largo plazo.
Varias salvedades siguen siendo cruciales:
Escenario, no certeza : La AIE está trazando posibilidades, no garantizando resultados.
Elasticidad de la demanda : Una adopción más rápida de energías renovables o mejoras en la eficiencia podrían estabilizar el consumo antes de lo previsto.
Sorpresas en la oferta : Los avances tecnológicos o los nuevos descubrimientos podrían impulsar la producción y aliviar las presiones sobre los precios.
Volatilidad macroeconómica : La inflación , los cambios en las políticas y las desaceleraciones globales podrían revertir las tendencias alcistas.
En esencia, un precio del petróleo de 90 dólares para 2035 es plausible, pero dista mucho de ser inevitable.
Los últimos hallazgos de la AIE son menos una predicción y más un reflejo de la tensión global entre ambición y dependencia, transición e inercia.
Un precio del petróleo de 90 dólares por barril no debe interpretarse como una predicción apocalíptica, sino como un recordatorio de que la transición hacia energías más limpias será compleja y no lineal. Incluso con el auge de los parques eólicos y la proliferación de vehículos eléctricos, millones de barriles seguirán transportándose diariamente para abastecer de energía a las industrias, calentar los hogares y sostener las economías.
¿La conclusión principal?
La transición energética no se trata solo de reemplazar el petróleo; se trata de gestionar su larga despedida.
Según su "Escenario de Políticas Actuales", la demanda mundial de petróleo podría alcanzar los 105 millones de barriles diarios en 2035 antes de estabilizarse.
No. La cifra representa una situación potencial en la que una alta demanda coincide con un crecimiento insuficiente de la oferta, más que una predicción definitiva.
La rápida adopción de energías renovables, la mejora de los estándares de eficiencia o los aumentos imprevistos de la oferta podrían mantener los precios bajos.
Los escenarios de la AIE son herramientas analíticas que exploran futuros potenciales; no pretenden ser pronósticos precisos.
Descargo de responsabilidad: Este material tiene fines meramente informativos y no pretende ser (ni debe considerarse como) asesoramiento financiero, de inversión o de otro tipo en el que deba depositarse confianza. Ninguna opinión expresada en este material constituye una recomendación por parte de EBC ni del autor de que alguna inversión, valor, transacción o estrategia de inversión en particular sea adecuada para alguna persona específica.
[1] https://www.iea.org/commentaries/scenarios-in-the-world-energy-outlook-2025