Publicado el: 2025-10-24
Imagina un pequeño bote firmemente atado a un barco gigante en un mar tempestuoso. Por muy agitadas que sean las olas, el bote sube y baja con el barco, moviéndose seguro a su sombra. Esa imagen captura la esencia de un tipo de cambio fijo, un ancla económica que mantiene estable la moneda de un país al vincularla a una más fuerte, generalmente el dólar estadounidense.
En un mercado global impredecible donde los tipos de cambio flotantes fluctúan con la oferta y la demanda, algunas naciones optan por la calma de la estabilidad. Los tipos de cambio fijos se encuentran entre las herramientas más poderosas de las finanzas internacionales, influyendo en la competitividad comercial, las tasas de inflación y la inversión extranjera. Comprender su funcionamiento ayuda a los traders e inversores a comprender por qué algunos tipos de cambio apenas se mueven, mientras que otros fluctúan constantemente.

Un tipo de cambio fijo, también conocido como paridad monetaria, se produce cuando el banco central de un país fija el valor de su moneda con respecto a otra, generalmente el dólar estadounidense o el euro. En lugar de dejar que las fuerzas del mercado determinen el precio, el banco central mantiene activamente la paridad comprando o vendiendo su propia moneda en el mercado cambiario.
Por ejemplo, si un país fija su moneda en 3,75 unidades por dólar estadounidense, debe asegurar que el tipo de cambio se mantenga estable. Si la demanda de su moneda aumenta, el banco central vende su propia moneda y compra dólares para mantener el equilibrio. Cuando la demanda disminuye, ocurre lo contrario.
Este sistema contrasta con los tipos de cambio flotantes, donde las monedas fluctúan libremente según la confianza del mercado, los tipos de interés y las balanzas comerciales. Los tipos de cambio fijos eliminan dicha volatilidad, generando previsibilidad para el comercio y la inversión.
Los países adoptan tipos de cambio fijos por varias razones estratégicas.
Los tipos de cambio fijos permiten a exportadores e importadores planificar con confianza. Un tipo de cambio predecible garantiza que los contratos, los precios y los márgenes de beneficio se mantengan estables.
La vinculación a una moneda estable como el dólar estadounidense puede ayudar a los países con una disciplina monetaria débil a controlar la inflación. Dado que el dólar se mantiene relativamente estable, el país vinculado importa esa estabilidad.
Los tipos de cambio fijos generan confianza en los mercados financieros. Para los países en desarrollo, alinearse con el dólar es una señal de fiabilidad y fomenta la inversión extranjera.
Ejemplo:
Arabia Saudita mantiene su tipo de cambio fijo con el dólar estadounidense a 3,75, lo que proporciona estabilidad a las exportaciones de petróleo cotizadas en dólares. Hong Kong ha mantenido el dólar de Hong Kong vinculado al dólar estadounidense desde 1983, lo que ayuda a la ciudad a mantener su credibilidad financiera global.
Mantener un tipo de cambio fijo requiere una intervención constante. El banco central establece un tipo de cambio objetivo y mantiene cuantiosas reservas de divisas para defenderlo.
Ejemplo:
Si el objetivo es 1 USD = 7,8 HKD, y la demanda del mercado impulsa el HKD a 7,7, la Autoridad Monetaria de Hong Kong vende HKD y compra USD hasta que el tipo de cambio vuelva a 7,8. Si el HKD se deprecia a 7,9, hace lo contrario: vende USD y compra HKD.
Para mantener esto, un país debe contar con suficientes dólares estadounidenses u otras reservas extranjeras para influir en la oferta y la demanda del mercado. También necesita ajustar los tipos de interés internos para disuadir la especulación contra la paridad.
Los países con fuertes industrias exportadoras o entradas consistentes de dinero, como los exportadores de petróleo, pueden mantener los tipos de cambio fijos más fácilmente porque obtienen naturalmente reservas de moneda extranjera.
Vinculado al dólar estadounidense desde 1983 dentro de una estrecha banda de 7,75–7,85. El sistema ha sobrevivido a múltiples crisis, incluyendo la Crisis Financiera Asiática de 1997 y la Crisis Financiera Mundial de 2008, lo que demuestra su resiliencia.
Fijada en aproximadamente 3,75 por dólar estadounidense, la paridad estabiliza los ingresos petroleros del reino y apuntala la planificación fiscal.
Vinculado al euro dentro de un rango de fluctuación estrecho bajo el sistema ERM II, lo que ayuda a Dinamarca a mantener la alineación con las políticas comerciales europeas.
Según datos del FMI, aproximadamente el 25% del PIB mundial operará bajo algún tipo de paridad cambiaria o tipo de cambio estrictamente controlado a partir de 2025.
Estabilidad para los negocios: Las tarifas predecibles facilitan la fijación de precios y la elaboración de presupuestos para el comercio global.
Control de la inflación: los países atados a monedas estables importan disciplina monetaria.
Confianza de los inversores: los tipos de cambio fijos reducen la incertidumbre y atraen capital a largo plazo.
Credibilidad política: un tipo de cambio estable puede anclar las expectativas en economías con un historial de volatilidad.
Requisitos de reserva elevados: los bancos centrales deben mantener grandes cantidades de moneda extranjera para defender el tipo de cambio fijo.
Independencia política limitada: las tasas de interés internas a menudo deben seguir las de la moneda ancla.
Ataques especulativos: los traders pueden apuntar a monedas que consideran que están sobrevaluadas o son insostenibles.
Valoración artificial: Los tipos de cambio fijos pueden distorsionar la competitividad al fijar un tipo de cambio que no refleja el valor real del mercado.
Estudio de caso:
En 1997, el baht tailandés se fijó a una canasta dominada por el dólar estadounidense. Cuando los inversores extranjeros perdieron la confianza, las salidas de capital se dispararon. El banco central tailandés agotó sus reservas para defender la paridad, pero finalmente se vio obligado a devaluar. Esto desencadenó una cascada de devaluaciones en toda Asia, marcando el inicio de la Crisis Financiera Asiática.
Para los traders de forex, las divisas vinculadas se comportan de forma diferente a las flotantes. Las divisas vinculadas eliminan gran parte de la volatilidad diaria que beneficia a los traders, lo que las hace menos atractivas para la especulación a corto plazo.
Sin embargo, todavía pueden tener importancia de manera indirecta.
Movimientos de refugio seguro: Las divisas vinculadas suelen reflejar la demanda de los inversores por el ancla. Cuando el dólar estadounidense se fortalece, también lo hacen las divisas vinculadas.
Riesgos de ruptura: Si una paridad se ve sometida a presión, la volatilidad puede dispararse. La crisis del franco suizo de 2015, cuando el Banco Nacional Suizo abandonó abruptamente su límite al euro, provocó graves perturbaciones en el mercado.
Trading de correlación: los traders pueden utilizar pares vinculados como sustitutos de sus monedas de anclaje para gestionar la exposición.
A partir de 2025, el dólar estadounidense seguirá siendo la principal referencia para las paridades globales, pero el panorama está cambiando. Algunos países están diversificando su moneda, vinculándola parcialmente al euro o al yuan chino para equilibrar su exposición comercial.
Los países ricos en petróleo del Consejo de Cooperación del Golfo siguen dependiendo de la paridad del dólar para la estabilidad de sus ingresos. Mientras tanto, las economías más pequeñas que experimentan con monedas digitales se enfrentan a nuevas preguntas sobre la posible existencia de una paridad digital y a qué debería vincularse.
Los informes del FMI de 2024 señalan que los sistemas híbridos que combinan flotación controlada con paridades flexibles están ganando popularidad. Estas semiparidades permiten a los países disfrutar de estabilidad sin renunciar por completo a la flexibilidad monetaria.

Una ruptura suele desencadenar una rápida devaluación, inflación y fuga de capitales. Los inversores pierden la confianza y los bancos centrales deben reconstruir su credibilidad.
Hay que estar atentos a la caída de las reservas de divisas, al aumento de los tipos de cambio en el mercado negro o al aumento de los rendimientos de los bonos gubernamentales.
Porque domina el comercio global, los precios de las materias primas y las reservas de los bancos centrales, lo que lo convierte en el índice de referencia más líquido y confiable.
Un tipo de cambio fijo es un arma de doble filo. Ofrece tranquilidad a empresas e inversores, pero ata las riendas monetarias de un país. En tiempos de calma global, aporta estabilidad y credibilidad. En periodos de turbulencia, puede convertirse en una carga. Para los traders, reconocer qué países mantienen un tipo de cambio fijo y con qué firmeza ayuda a interpretar el comportamiento de los precios, la política de tipos de interés y los flujos de capital transfronterizos.
Como un ancla en una tormenta, una clavija proporciona seguridad, pero demasiado peso puede retrasar el progreso.
Moneda ancla: La moneda a la que está vinculada otra, generalmente el dólar estadounidense.
Reservas extranjeras: Activos mantenidos por un banco central para respaldar o defender su moneda.
Devaluación: Un ajuste a la baja del tipo de cambio oficial de una moneda vinculada.
Ataque especulativo: una venta coordinada dirigida a una moneda que se espera que pierda su paridad.
Aviso legal: Este material es solo para fines informativos generales y no pretende ser (ni debe considerarse) asesoramiento financiero, de inversión ni de ningún otro tipo en el que se deba confiar. Ninguna opinión expresada en este material constituye una recomendación por parte de EBC o del autor sobre la idoneidad de una inversión, valor, transacción o estrategia de inversión en particular para una persona específica.