Publicado el: 2025-10-13
Seguramente te ha pasado que vas al súper y notas que el kilo de jitomate o de tortillas cuesta más que hace unos meses. O que llenas el tanque del coche y terminas pagando más de lo que recordabas. Eso no es casualidad: es la inflación en acción.
Y para medirla, existen algo que los economistas llaman índices de inflación.
No te preocupes, no es un tema complicado. En realidad, estos índices son simplemente una forma de saber cuánto han subido los precios en un país durante un periodo de tiempo. Y aunque suene lejano, entenderlos puede ayudarte a cuidar mejor tu dinero, planear tus gastos y hasta tomar mejores decisiones financieras.
Los índices de inflación son como un termómetro que mide la temperatura de los precios. En México, el encargado de hacerlo es el INEGI, a través del famoso Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).
Lo que hace el INEGI es muy simple (aunque suene técnico): compara los precios actuales de una "canasta" de productos y servicios con los precios que tenían hace un año. Esa canasta incluye de todo: comida, transporte, vivienda, ropa, medicinas, entretenimiento y más.
Así, si el promedio de los precios sube, decimos que hay inflación. Por ejemplo, si el año pasado una familia gastaba 10 000 pesos al mes y ahora necesita 10 400 para vivir igual, la inflación ronda el 4 %. Eso es, básicamente, lo que miden los índices de inflación.
Porque los índices de inflación afectan absolutamente todo lo que compramos, lo que ganamos y lo que ahorramos.
Cuando la inflación sube, el dinero pierde valor: lo que antes comprabas con 100 pesos ahora cuesta un poco más, así de sencillo.
También influye en decisiones grandes. Por ejemplo:
El Banco de México sube o baja las tasas de interés según cómo se muevan los índices de inflación.
Los salarios y las rentas muchas veces se ajustan tomando en cuenta esos índices.
Y para los inversionistas, la inflación marca la diferencia entre ganar o perder poder adquisitivo.
Entender los índices de inflación te da una idea clara de hacia dónde va la economía y te ayuda a no quedarte rezagado cuando los precios cambian.
Hasta octubre de 2025, la inflación anual en México se ubicó en 3.76 %, ligeramente por arriba del 3.57 % del mes anterior.
Esto significa que, en promedio, los precios de los productos y servicios subieron ese porcentaje durante el último año.
Los alimentos, el transporte y algunos servicios fueron los que más empujaron este aumento. Y aunque el Banco de México tiene como meta mantener la inflación alrededor del 3 %, los altos costos de energía y algunos productos básicos siguen presionando los precios.
La inflación subyacente, que deja fuera los precios más volátiles (como frutas, verduras y gasolina), fue de 4.28 %, mientras que la no subyacente llegó a 2.02 %.
En palabras sencillas: lo esencial sigue subiendo un poco más que el promedio.
Aun así, si comparamos a México con otros países de América Latina, seguimos relativamente estables. En naciones como Argentina o Colombia, por ejemplo, los índices de inflación han sido mucho más altos.
El INEGI recorre mes con mes tiendas, mercados, gasolineras y hasta tianguis para recolectar miles de precios. En total, analiza más de 230 000 datos en unas 50 ciudades del país.
Luego, organiza todo eso en categorías (alimentos, transporte, vivienda, salud, etc.) y les da un peso diferente según cuánto gastan las familias en cada rubro. Por eso, los alimentos tienen una gran influencia: son parte importante del gasto mensual de la mayoría de los hogares mexicanos.
Al comparar los precios de ahora con los del año base, se obtiene un número. Ese número es el índice de inflación, que muestra el cambio promedio en el costo de vida.
Aunque suene técnico, en realidad es una forma de ponerle nombre y número a lo que todos sentimos cuando salimos a comprar: que cada vez el dinero alcanza para menos.
Puede que no revises el INPC cada mes, pero seguro sientes sus efectos.
Cuando los índices de inflación suben, casi todo se encarece. Tu salario puede seguir siendo el mismo, pero el súper, la renta, la gasolina o el transporte te cuestan más.
Por ejemplo, si gastabas 10 000 pesos al mes y la inflación anual fue del 3.76 %, ahora necesitas 10 376 pesos para mantener el mismo nivel de vida. Parece poco, pero con el tiempo se acumula.
La inflación también afecta tus ahorros. Si tienes tu dinero guardado en una cuenta que te da 3 % de rendimiento, pero los precios suben 3.76 %, en realidad estás perdiendo poder de compra. Por eso conviene buscar inversiones que crezcan igual o más que los índices de inflación, como bonos ajustados al INPC (los famosos UDIBONOS) o fondos de inversión bien diversificados.
Claro, los índices de inflación no son perfectos. Representan un promedio general, pero no reflejan exactamente lo que cada persona vive.
Imagina dos familias: una gasta más en gasolina y otra en comida. Si sube el precio del combustible, la primera sentirá una inflación más alta, aunque el promedio nacional sea el mismo. Lo mismo pasa con quien paga renta en una gran ciudad frente a alguien que vive en un pueblo pequeño.
Por eso, muchas veces la "inflación que sentimos" no coincide con la que se anuncia oficialmente. Pero aun con esas diferencias, los índices de inflación siguen siendo la mejor herramienta para entender la tendencia general de los precios y tomar decisiones más conscientes.
Si quieres saber cómo te afecta realmente, puedes hacer tu propio cálculo de inflación personal. No necesitas fórmulas complicadas.
Haz una lista de tus principales gastos: comida, transporte, vivienda, luz, agua, teléfono, etc.
Anota cuánto pagabas por ellos hace un año y cuánto pagas ahora.
Calcula qué porcentaje subió cada uno.
Asigna a cada categoría el peso que tiene en tu presupuesto mensual.
Al final, saca un promedio. Ese resultado te mostrará tu propia tasa de inflación, que probablemente sea diferente (a veces más alta) que la del país. Es una forma muy práctica de entender por qué el dinero rinde distinto según tu estilo de vida.
Ya sabemos que no se puede detener la inflación, pero sí se puede aprender a convivir con ella. Aquí van algunos consejos sencillos:
No dejes tu dinero guardado sin rendir. Busca opciones que al menos igualen los índices de inflación.
Ahorra, pero también invierte. Diversifica en instrumentos que protejan tu poder adquisitivo.
Evita endeudarte con tasas variables cuando los precios están subiendo, porque los intereses también aumentan.
Revisa tus gastos y elimina los que no sean necesarios.
Infórmate cada mes sobre cómo se mueve la inflación; entenderla te da ventaja para planear mejor.
No necesitas ser experto en finanzas para cuidar tu dinero. Basta con tener un poco de atención y sentido común.
Son una manera de medir cuánto han subido los precios en un país durante un periodo determinado. En México, el INEGI usa el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) para saber si todo —desde la comida hasta el transporte— cuesta más o menos que antes.
Hay muchas razones. A veces porque sube el precio de materias primas como el petróleo o los alimentos, otras por problemas de producción o por mayor demanda. Cuando esos aumentos se acumulan, los índices de inflación reflejan que el dinero rinde menos.
Afecta directamente tu bolsillo. Si los precios suben pero tu sueldo no, puedes comprar menos con el mismo dinero. También influye en los intereses de tus créditos, en la renta e incluso en tus ahorros e inversiones.
El INEGI es quien recopila los precios cada mes en miles de establecimientos y calcula cuánto han cambiado. Esos datos se convierten en el INPC, que luego usan el gobierno, los bancos y las empresas para tomar decisiones económicas.
Evita dejar tus ahorros sin generar rendimiento. Busca opciones que crezcan al ritmo de los índices de inflación o más, como los UDIBONOS, fondos de inversión o bienes duraderos. También ayuda revisar tus gastos y eliminar lo que no sea esencial.
Los índices de inflación pueden parecer un tema de economistas, pero en realidad hablan de algo que todos vivimos: el valor real de nuestro dinero.
En México, la inflación ronda el 3.76 % y aunque suena controlada, sigue afectando el bolsillo de millones de personas. Saber cómo se mide, por qué sube y cómo puede influir en tus finanzas es una forma de tomar decisiones más inteligentes.
Entender la inflación no te hará rico, pero sí te hará más consciente. Te permite ver más allá del precio del día y pensar en el valor de las cosas a largo plazo.
Y al final, ese es el verdadero propósito de los índices de inflación: ayudarnos a entender por qué todo cuesta más... y qué podemos hacer al respecto.
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