Publicado el: 2025-10-17
Las acciones de Nvidia volvieron a sacudir el mercado tecnológico esta semana. A pesar de haber presentado resultados financieros impresionantes, la compañía se enfrenta a un nuevo frente de incertidumbre: su desplome de cuota en China, un mercado clave para su crecimiento global.
El gigante de los chips cerró el trimestre con ingresos récord impulsados por la demanda de inteligencia artificial, pero no todo fue celebración. Una declaración de su CEO, Jensen Huang, durante una conferencia con analistas provocó un verdadero terremoto bursátil fuera del horario del mercado.
Durante una entrevista, Jensen Huang lanzó una declaración que tomó por sorpresa a los inversionistas. Con un tono directo, reconoció que la cuota de mercado de Nvidia en China cayó de cerca del 95 % al 0 % tras las restricciones de exportación impuestas por Estados Unidos.
"Las regulaciones han cambiado el tablero por completo. En China, simplemente hemos pasado de liderar el mercado a quedar fuera de juego", dijo Huang.
Sus palabras no tardaron en tener efecto. Las acciones de Nvidia comenzaron a caer más de un 2 % en operaciones after-hours, reflejando el nerviosismo del mercado ante la pérdida de terreno en una de las economías más grandes del mundo.
La reacción fue inmediata porque China representaba una porción significativa de los ingresos de Nvidia en hardware avanzado para inteligencia artificial. Ahora, esa fuente de ingresos se ha desvanecido casi por completo.
El principal problema para Nvidia es que las restricciones de Washington sobre la exportación de chips avanzados a China no solo frenaron sus ventas, sino que dieron tiempo a los competidores locales para acelerar sus propios desarrollos.
Huang calificó la situación como un "fracaso", aludiendo a que las limitaciones tecnológicas terminan debilitando la posición estadounidense en lugar de fortalecerla.
Mientras tanto, empresas chinas como Huawei y Biren están ganando terreno con soluciones diseñadas para evitar las sanciones, reduciendo aún más las posibilidades de Nvidia de volver pronto al mercado.
La combinación de regulaciones, tensiones diplomáticas y competencia local ha puesto a la empresa en una posición incómoda. Y los inversores lo saben.
Ante el retroceso en China, Nvidia ha decidido mover ficha. La compañía anunció su participación junto a BlackRock en la compra de Aligned Data Centers, una operación de 40.000 millones de dólares, considerada la mayor adquisición en la historia del sector de centros de datos.
El objetivo es claro: reforzar su presencia en infraestructura global de inteligencia artificial, un campo donde la demanda sigue creciendo exponencialmente.
Además, Nvidia sorprendió al mercado hace pocas semanas al invertir más de 4.000 millones de dólares en Intel, adquiriendo cerca del 4 % de sus acciones. Esta alianza tecnológica busca desarrollar nuevos chips y optimizar procesos de fabricación, una jugada que podría abrirle nuevas puertas fuera de Asia.
Ambos movimientos reflejan un cambio de enfoque: menos dependencia de regiones sensibles y más apuesta por la expansión estructural y la innovación conjunta.
Aunque los inversores siguen viendo a Nvidia como el pilar de la inteligencia artificial global, el contexto actual presenta riesgos que no pueden ignorarse.
Su liderazgo en chips para IA sigue siendo incuestionable.
La expansión hacia centros de datos propios y alianzas estratégicas diversifica su modelo de negocio.
Mantiene la confianza de fondos institucionales y de grandes inversores globales.
Las restricciones de exportación podrían extenderse o endurecerse.
La competencia china crece con apoyo estatal y cada vez más músculo tecnológico.
La alta valoración de sus acciones hace que cualquier tropiezo se amplifique en los mercados.
Las declaraciones del propio Huang pueden seguir afectando el sentimiento inversor, como ocurrió tras su comentario sobre China.
En otras palabras, Nvidia camina sobre una cuerda floja entre el éxito de la IA y las tensiones políticas que amenazan con limitar su alcance.
El futuro inmediato de las acciones de Nvidia dependerá de varios factores:
Por un lado, su capacidad de seguir liderando la revolución de la inteligencia artificial; por otro, su habilidad para adaptarse a un mundo cada vez más fragmentado geopolíticamente.
Los analistas estarán pendientes de tres aspectos clave:
El desempeño del próximo trimestre fiscal, especialmente en mercados emergentes.
Las medidas del gobierno estadounidense sobre nuevas restricciones o excepciones de exportación.
La respuesta de los inversores institucionales, que podrían ajustar posiciones si perciben más volatilidad en el valor.
Por ahora, los movimientos de Nvidia apuntan a una estrategia defensiva pero ambiciosa: consolidarse en Occidente mientras se prepara para un eventual retorno a Asia cuando las condiciones cambien.
Las acciones de Nvidia siguen siendo sinónimo de innovación y liderazgo en el sector tecnológico, pero los últimos días demostraron que ni siquiera el gigante de la inteligencia artificial está exento de vulnerabilidades.
La caída de su cuota en China —del 95 % al 0 %— marca un antes y un después en su historia reciente.
Y aunque su futuro aún parece prometedor, los inversores deberán acostumbrarse a una nueva etapa: una Nvidia que, más allá de los récords financieros, deberá aprender a navegar en un escenario global donde cada palabra, cada decisión y cada mercado cuentan más que nunca.
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