Publicado el: 2025-12-17
El informe más reciente de nóminas no agrícolas trajo un pequeño respiro para la economía de Estados Unidos, aunque no despejó las dudas de fondo que rodean al mercado laboral. Los datos muestran que el empleo volvió a crecer en noviembre, pero el avance fue limitado y dejó claro que la dinámica ya no es la de meses anteriores.
En concreto, las nóminas no agrícolas registraron la creación de 64 000 puestos de trabajo, un resultado mejor de lo que muchos esperaban tras el mal desempeño de octubre. Aun así, la cifra sigue siendo modesta y confirma que el mercado laboral avanza con cautela, condicionado por un entorno económico más exigente.

El aumento de las nóminas no agrícolas llega después de un octubre complicado, marcado por una fuerte pérdida de empleo y por distorsiones en la recolección de datos. Por eso, el dato de noviembre se interpreta más como una corrección parcial que como el inicio de una nueva etapa de crecimiento sólido.
Varios analistas coinciden en que el empleo no está cayendo de forma abrupta, pero tampoco muestra la fortaleza necesaria para impulsar la economía con la misma intensidad que en años anteriores. Las empresas siguen contratando, sí, pero lo hacen con más cuidado y evaluando cada decisión.
El crecimiento de las nóminas no agrícolas volvió a apoyarse en los sectores que han mostrado mayor resistencia en los últimos meses. La salud siguió generando empleo, al igual que algunos servicios vinculados a la atención profesional y técnica. La construcción, pese al peso de las tasas de interés, también logró sumar trabajadores.´
Sin embargo, no todos los sectores corrieron la misma suerte. El empleo público continuó reduciéndose y algunas ramas industriales mostraron signos claros de ajuste. Esta disparidad ayuda a explicar por qué el avance de las nóminas no agrícolas no se traduce en una sensación generalizada de mejora.

Más allá del número de empleos creados, el informe de nóminas no agrícolas dejó un dato que cambió el tono de la lectura: la tasa de desempleo subió hasta el 4.6 %. Es el nivel más alto en varios años y una señal que no pasa desapercibida.
Este aumento indica que, aunque hay nuevas contrataciones, el mercado laboral no está absorbiendo a todos los trabajadores que buscan empleo. En la práctica, hay más personas entrando o regresando al mercado que puestos disponibles para ellas.
El impacto fue más fuerte en algunos grupos, especialmente jóvenes y minorías, lo que añade una capa de preocupación social a un informe que ya planteaba interrogantes económicos.
El reporte de nóminas no agrícolas también incluyó revisiones de datos anteriores, algo que se ha vuelto habitual en los últimos meses. Estos ajustes han generado cierta desconfianza entre analistas, que piden prudencia antes de sacar conclusiones definitivas.
Las interrupciones administrativas y los retrasos en la recopilación de información han distorsionado las cifras en más de una ocasión. Como resultado, el mercado observa estos informes con lupa, consciente de que la tendencia real puede ser menos clara de lo que muestran los números mensuales.
La reacción de los mercados financieros fue contenida. Tras conocerse los datos de nóminas no agrícolas, Wall Street se movió sin una dirección clara, reflejando la mezcla de señales que dejó el informe. El dólar mostró movimientos irregulares y los bonos ajustaron sus rendimientos ante la expectativa de cambios en la política monetaria.
Para los inversionistas, el mensaje fue ambiguo: el empleo aún crece, pero el aumento del desempleo y la desaceleración general pesan más que el rebote puntual de noviembre.
Las nóminas no agrícolas siguen siendo una referencia clave para la Reserva Federal, y el último informe no simplifica su escenario. El crecimiento del empleo sugiere que la economía todavía resiste, pero los signos de enfriamiento refuerzan la idea de que el ciclo expansivo está perdiendo impulso.
Este equilibrio mantiene vivas las expectativas de recortes de tasas en los próximos meses. Si el empleo continúa mostrando debilidad y la inflación se mantiene bajo control, la presión sobre la Fed podría aumentar antes de lo previsto.
Más allá de los titulares, las nóminas no agrícolas reflejan lo que ocurre en la economía real. Hoy, esa fotografía muestra a empresas más cautelosas, procesos de contratación más lentos y trabajadores enfrentando un mercado menos dinámico que el de hace un año.
Este cambio también se siente en el consumo y en la confianza. Cuando el empleo pierde fuerza, los hogares tienden a ajustar gastos y las empresas a posponer inversiones, lo que termina afectando al crecimiento general.
Con los datos de nóminas no agrícolas de noviembre ya publicados, la atención se traslada ahora a los próximos informes. Cada nuevo dato será clave para confirmar si el mercado laboral logra estabilizarse o si la desaceleración se profundiza.
Por ahora, el mensaje es claro: el empleo en Estados Unidos sigue avanzando, pero lo hace con dificultad. Las nóminas no agrícolas aún crecen, aunque cada vez dejan más señales de que el mercado laboral está entrando en una fase más fría y menos predecible.
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