El dólar se tambaleó el lunes después de los desalentadores datos laborales de Estados Unidos, mientras que el yen cayó porque los inversores se preparaban para la incertidumbre en Japón tras la renuncia del primer ministro Ishiba.
La atención se centrará en quién asumirá el control, con preocupaciones de que un defensor de una política fiscal y monetaria más flexible, como el veterano del PLD Sanae Takaichi, que ha criticado las subas de las tasas de interés del BOJ, podría tomar el mando a continuación.
La economía japonesa creció a un ritmo más rápido de lo estimado inicialmente, según los datos revisados del segundo trimestre, lo que confirma un quinto trimestre consecutivo de crecimiento. Tanto el consumo como el gasto de capital se revisaron al alza.
Las empresas japonesas aún deben afrontar un arancel fijo del 15% sobre sus exportaciones a Estados Unidos. Funcionarios gubernamentales han advertido que los aranceles lastrarán el crecimiento en los próximos trimestres y podrían perjudicar la inversión de capital.
El crecimiento del empleo en Estados Unidos se enfrió notablemente el mes pasado, mientras que la tasa de desempleo subió al nivel más alto desde 2021, lo que refuerza las opiniones de que el mercado laboral puede estar al borde de un deterioro más significativo.
Los operadores han aumentado las apuestas a que la Fed recortará las tasas de interés en su reunión de septiembre, algo que el presidente Powell señaló en un discurso el mes pasado durante el simposio anual del banco central en Jackson Hole.
El yen ha oscilado entre la media móvil simple (SMA) de 50 y la de 200 con pocas señales de ruptura. Por lo tanto, conviene vender durante el repunte en este punto.
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