Publicado el: 2025-10-10
Por primera vez en la historia económica reciente, el Tesoro de Estados Unidos intervino directamente en el mercado de divisas de Argentina, una medida inédita que busca estabilizar el peso argentino en medio de una fuerte presión cambiaria y creciente incertidumbre local.
La decisión sorprendió tanto a economistas como a operadores del mercado. Con una transacción millonaria y un acuerdo de swap por 20 000 millones de dólares, el Tesoro estadounidense marcó un punto de inflexión en la política monetaria argentina, que hasta ahora se sostenía principalmente con reservas del Banco Central.
Durante las últimas semanas, el mercado de divisas de Argentina mostró una volatilidad inusual. El tipo de cambio oficial rozó los 1.421 pesos por dólar, mientras que en los mercados paralelos la cotización llegó a superar los 1.600 pesos, reflejando una fuerte demanda de dólares por parte de empresas e importadores que buscan cobertura frente a la inflación.
Esta presión llevó al Banco Central de la República Argentina (BCRA) a intensificar sus intervenciones, aunque las reservas internacionales —que rondan los 21.000 millones de dólares— se mostraron insuficientes para frenar la depreciación.
La entrada del Tesoro estadounidense, entonces, significó una inyección inesperada de confianza. Según fuentes oficiales, la operación fue coordinada entre el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, con el aval directo del presidente Javier Milei.
El jueves 9 de octubre, el Tesoro de EE. UU. confirmó la compra directa de pesos argentinos en el mercado de divisas de Argentina, junto con la activación de un acuerdo de currency swap (intercambio de divisas) por 20.000 millones de dólares.
El objetivo principal fue estabilizar el tipo de cambio y contener la presión sobre el dólar en las horas previas a las elecciones legislativas. Durante la jornada, el peso se apreció levemente: el dólar mayorista bajó de ARS 1.450 a ARS 1.420, provocando alivio momentáneo en los mercados financieros.
El propio Bessent afirmó que se trató de una medida "excepcional y puntual para asistir a un socio estratégico en la región". Desde el Ministerio de Economía argentino, en tanto, señalaron que la operación "permitirá reforzar la liquidez del sistema y brindar previsibilidad al mercado cambiario".
La noticia generó repercusiones inmediatas entre economistas locales, bancos y operadores cambiarios. Para algunos, el movimiento fue una jugada maestra que ayudará a calmar la incertidumbre; para otros, se trata de un gesto simbólico con efectos temporales.
Entre las principales reacciones destacan:
Optimismo inicial: los bonos soberanos argentinos subieron entre 3 % y 5 % y el riesgo país bajó por primera vez en semanas, ubicándose por debajo de los 2.000 puntos.
Alivio en el corto plazo: el BCRA aprovechó la intervención externa para reducir su propia venta de divisas y recuperar algo de reservas.
Dudas estructurales: especialistas advierten que sin reformas de fondo y acumulación genuina de dólares, la estabilidad podría durar poco.
Según la consultora Ecolatina, "el respaldo del Tesoro norteamericano envía una señal fuerte al mercado, pero no resuelve los desequilibrios internos de la economía argentina".
El mercado de divisas de Argentina funciona como el termómetro más sensible de la economía. Cualquier movimiento del dólar impacta directamente en los precios, las expectativas y el ánimo del consumidor.
En este caso, la intervención del Tesoro estadounidense podría tener tres efectos principales:
Estabilización temporal del tipo de cambio: al ingresar dólares frescos, se amplía la capacidad del BCRA para controlar el ritmo de devaluación.
Alivio inflacionario de corto plazo: un peso más estable podría moderar la suba de precios importados.
Recomposición de confianza: los mercados internacionales interpretan el apoyo de EE. UU. como una señal de respaldo político y financiero al gobierno de Milei.
Sin embargo, también existen riesgos. Si el peso vuelve a perder valor, el Tesoro estadounidense podría enfrentar pérdidas en su posición. Además, depender de intervenciones externas podría restar autonomía a la política monetaria argentina.
La intervención se da en un momento político clave: a solo dos semanas de las elecciones legislativas. Para el oficialismo, el anuncio llega como un bálsamo que refuerza su discurso de confianza en el mercado.
Pero la oposición advierte que se trata de una medida electoralista que podría tener consecuencias futuras. Algunos economistas comparan la situación con los acuerdos de financiamiento del FMI, pero con una diferencia central: esta vez, no fue un organismo multilateral, sino directamente el gobierno de Estados Unidos quien actuó.
El analista financiero Martín Tetaz señaló que "esto cambia las reglas del juego en el mercado de divisas de Argentina. No solo porque ingresa dinero, sino porque cambia la percepción del riesgo. Es una apuesta política y económica muy fuerte".
El panorama inmediato dependerá de cómo reaccione el mercado en las próximas semanas. Si el BCRA logra mantener el dólar bajo control y conservar parte de las nuevas reservas, podría consolidarse una etapa de relativa calma.
Pero si la demanda de dólares vuelve a intensificarse, la presión sobre el tipo de cambio podría reaparecer con más fuerza. En ese caso, el gobierno argentino deberá decidir si vuelve a pedir asistencia externa o si implementa nuevas medidas de control.
Economistas consultados por Ámbito Financiero y La Nación coinciden en que "la intervención del Tesoro puede dar aire, pero no cambiar la tendencia de fondo mientras la inflación y la falta de confianza sigan presentes".
La intervención del Tesoro de Estados Unidos marca un antes y un después en el mercado de divisas de Argentina. Por primera vez, un gobierno extranjero decide actuar directamente para sostener el valor del peso argentino, mostrando la magnitud de la crisis y la relevancia geopolítica del país.
Aunque la medida trae alivio momentáneo, los desafíos estructurales persisten: reservas limitadas, inflación elevada y desconfianza del público. El tiempo dirá si este rescate financiero se convierte en un punto de partida hacia la estabilidad o si será apenas un episodio más en la larga historia de tensiones cambiarias de la Argentina.
Por ahora, el mensaje del mercado es claro: el peso sigue siendo el protagonista absoluto de una economía que busca equilibrio entre la política, la confianza y los dólares que aún no alcanzan.
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